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El caos controlado de mi mesa de trabajo

Aquello que fue

Qué vano pretender que de nuevo todo se repita y vuelva a ser igual. Nos aferramos a los hechos vividos, como se aferra el escalador en ese pequeño canto de la roca, sabiendo que si se suelta quedará suspendido de la cuerda de seguridad, quedando momentáneamente entontecido por la caída hasta que de nuevo pueda aferrarse a la montaña y remontar otra vez la ascensión. Y nos agarramos con todas nuestras fuerzas a nuestros recuerdos, pensamos que unos pasos más arriba, superado ese desplome en la roca, ese último obstáculo, serán la base donde montar nuestro campamento. 

Y querremos volver a vivir aquellos gratos momentos, con la vana ilusión de que todo se repetirá de igual manera, de que duplicaremos los instantes y los recrearemos tal cual sucedieron, que recibiremos de igual manera las sensaciones, que nuestras emociones serán las mismas. Reconstruimos así los escenarios, los vestimos para la ocasión con las mismas ropas que cuando sucedió aquello que pretendemos gozar de nuevo, colocamos los objetos en la misma disposición que antaño, hacemos los mismos gestos, decimos las mismas palabras, y sin embargo…Sin embargo pasamos por alto que nuestra memoria es un continuo aportar vivencias, que los recuerdos no son siempre lo que creemos, sino casi siempre lo que queremos que estos sean, y que aunque nos empeñemos, jamás volveremos a recuperar aquello que ya está vivido.  

Proseguiremos el ascenso, el recuerdo de aquel saliente que nos sirvió de apoyo unos metros más abajo nos ayudará sin duda a encontrar uno similar en el que nuestro pie encontrará sostén, y esta fisura en la pared a la que ahora nos asimos, sin duda se parece a aquella del inicio de nuestra ruta. Pero la montaña que escalamos va cambiando a cada metro de la ascensión, ahora el sol la ilumina de manera diferente, y los paisajes cada vez se abren más a nuestra vista cuando podemos apartarla de la pared. Y palpando encontramos nuevos puntos de apoyo, diferentes, donde sujetarnos ya que la escalada continúa, y éstos pretenderemos de nuevo volverlos a encontrar más arriba, y así en un invariable ciclo hasta llegar a la cima.    

Cierro los ojos y recuerdo, evoco lo que he vivido hoy mismo y anhelo que se vuelva a repetir, siento de nuevo esos besos en mis labios, ese calor que me transmiten sus abrazos, la leve presión de su cabeza apoyada en mi pecho mientras duerme, su aliento en mi cara, sus caricias… Ansío calcar estos momentos, aunque se que ellos solo pertenecen al ayer, pero también se que los momentos que pertenecerán al mañana, ambicionaré calcarlos desde el mismo instante en que sucedan.

1 comentario

yolanda -

Positivizas lo que tantas autores usan para componer sus canciones: apoyarse en el desaliento de lo vivido que no volverá... tú sin embargo le das un sabor nuevo, no te recreas en lo pasteloso, en la indigestión por el empacho de recuerdos si no que apuestas por saborear cada trocito de delicia que nos llegue, sabiendo que el horno se caldea para el próximo postre que nos saciará el hambre, disfrutando eso sí, de cada bocado como si fuese el último.
Besos Sr. Suleiman
fdo: una ferviente admiradora de su persona y de lo que ella hace!