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El caos controlado de mi mesa de trabajo

CRONICAS DE UN PUEBLO

CRONICAS DE UN PUEBLO Supongo que entre otra de las muchas cosas que hacen que uno empiece a ser consciente del paso del tiempo, una es empezar a contemplar con una cierta, digamos que simpatía, ciertos episodios del pasado.

En estas divagaciones estaba mientras al volante de mi coche me dirigía a pasar mis vacaciones a un pequeño pueblo del interior de Teruel, y me vino a la memoria un serial de lA televisión de mi infancia, Crónicas de un pueblo, un folletín que pretendía reflejar la vida diaria de una España afortunadamente superada, con toda su imaginería de la época de la postguerra, con los poderes visibles e incuestionables de entonces: el alcalde, el maestro, el cura, y todos los tópicos personajes que componían esa comunidad, con ese tufillo fascistoide que pretendía adoctrinar a toda una generación en unos valores que por suerte han quedado más que superados, o reducidos a una minoría fanática. Afortunadamente no lo consiguieron; y sin embargo, tal como dije antes me viene a la memoria con cierta simpatía esa etapa, en la que cuando sonaba la pegadiza tonadilla de esa serie nos reuníamos toda la familia frente al televisor Inter en blanco y negro a contemplar como discurría la vida de ese pueblo perdido vete a saber dónde, y reíamos las gracias que allí sucedían.

Y en eso estaba sin separar los ojos de la carretera, pero dándole vueltas a esos pensamientos mientras me acercaba a mi destino.

El pueblo... En un ritual que cada año me lleva a pasar unos días de mis vacaciones para reencontrarme con los escenarios donde transcurrió una parte de mi infancia veraniega, cuando llegado el mes de julio desembarcábamos en sus calles y nos sentíamos más libres que nunca, ver de nuevo a los viejos amigos que compartieron en esos años los días de despreocupaciones y correrías, y contemplar como son ahora mis hijos los que se adueñan de estas calles, las llenan de vida durante una breve temporada y le otorgan ese aliento que, sin lugar a duda, hace muchos años debió respirarse en este lugar no sólo durante el periodo veraniego,  mucho antes de las innumerables crisis que provocaron el abandono masivo de las zonas rurales.

Las casas se apiñan descolgándose de la loma y desde la parte más elevada se presenta, rudo y árido, el paisaje de esta zona de Aragón, secos terruños donde solo los olivos y los campos de trigo parecen querer presentar batalla al adverso clima, de tórrido sol veraniego y gélidos inviernos, campos ahora trabajados solo por unos pocos, aquellos que pudieron y quisieron plantar cara y continuar con su cultivo. Y allá abajo un pequeño río que surca la vega alimentando los pequeños huertos donde algunos mayores se empecinan, por puro placer de matar el tiempo libre, en arrancar de la tierra un puñado de productos para consumo propio, y no por necesidad, sino por el goce de contemplar como, a pesar de todo, aun es posible conseguir de esos pedazos de tierra a base de cuidarlos con mimo, y obtener deliciosas verduras y hortalizas que enriquezcan la mesa.

Allí se alza, anclado en el tiempo, permitiendo pasearme por sus calles,  y contemplar como, año tras año, aparecen nuevas casas desvencijadas, abandonadas ya hace mucho a su suerte por algunos de sus propietarios que han dejado que el paso de los años vaya acabando con ellas sin que nadie ponga remedio, mientras que otras aun se mantienen gracias a los pocos habitantes que aun resisten el envite y se aferran a mantenerse en este lugar, a vivir donde nacieron y donde ha transcurrido toda su vida plantando cara a la tentación de marchar a otros lugares donde ésta puede ser más cómoda, arreglan sus casas, las reforman y las acercan a parecerse cada vez más a los hogares de la ciudad, y a los que nos dejamos caer por allí unos cuantos días al año e intentamos disponer en esa temporada del máximo de confort posible en nuestras casas "del pueblo".

Y año tras año de repite ese desembarco de los que retornamos al lugar donde nuestros padres o abuelos nacieron, crecieron, y de donde finalmente marcharon empujados por la misma fuerza que hace que sean ahora los hombres y mujeres de otras latitudes, menos afortunados que nosotros, los que dejen esa tierra que les vio nacer en busca de una vida mejor, una mejora en su vida que ahora incluso encuentran en estos lugares que antes abandonaron nuestros mayores, y son los que de nuevo empiezan a infundirle a este pueblo un pequeño soplo de vitalidad, bienvenidos sean.

Es solo un pedazo de tierra donde en algún momento de la historia algunos consideraron que era un buen lugar para establecerse, construir sus casas y refugiarse de las inclemencias del clima, y a su vez un apropiado entorno donde disponer de los recursos necesarios para subsistir, es solo eso, un espacio físico, pero a la vez son sentimientos, y cuando llego allí lo contemplo como una parte de mi que aun no ha querido abandonarmr, un pedazo de mi memoria que me hace querer a ese pequeño pueblo.

Supongo que en definitiva soy solo un sentimental que ama todo aquello y a todo aquel que ha calado hondo en mí, aportándome recuerdos de aquellos que, aun a pesar de que analizados en perspectiva puedan parecer incluso repudiables, me producen una agradable sensación al evocarlos.

Ahí están pues esos recuerdos, y ahí los dejaré para que de vez en cuando me asalten, y sentado con mis viejos amigos, los comentemos y hagamos unas risas, ¿por qué no?

 

 



9 comentarios

petalofucsia -

He vuelto.

Ahora he visto el reportaje, cronicas de un pueblo de youtube.

Por lo visto está muy claro todo lo que los personajes representan: el maestro, el medico, el campesino, el pueblerino, el cura, etc.

Autoridad, humildad, reverencia, compasión...

Traspasándolo a mi generación, de los 90, me hace preguntarme que representan los personajes de mi decada: el pijo, el rico, el millonario, el periodista, la princesa, el profesor que te suspende, etc.

Pero no se si no representaran un hondo desprecio, y una admiración que no existe.

Opino que al despertar estos sentimientos en nosotros hondamente, no se quiebra su autonomia (hay profundos sentimentos de inseguridad en la sociedad) y al mismo tiempo nuestro orgullo algo tan respetado en el año 1940, 1950 y que eran sentimientos nobles de orgullo no se ha transformado en un sentimiento tambien despreciativo.

No se si esta dinamica la han creado los medios de comunicacion pero creo que ha sido la sociedad en si.

O si lo ha hecho por si solo el dinero, y por tanto cual es el significado del dinero.

Que dinamica seguir o si superar las simples apariencias, algo que todavia no entiendo.

...bye...

petalofucsia -

Hola.

Me ha gustado mucho el relato de la vida en el pueblo supongo que es sobre los años 60 antes de la revolución mediática.

La verdad desde que esta se produjo se contaminaron esas ideas populares y todo lo que representaban los personajes, su autonomia y su orgullo.

Vi una pelicula: "El espíritu de la colmena" de victor erice con Fernando Fernan Gomez. Sobre un pueblo castellano alla por el año 1940. Por si es de interés adjunto enlace con el trailer:

http://www.youtube.com/watch?v=8z7jKzxJXfc

Como no vivi la epoca no puedo comentar mucho, y solo ser una mera expectadora de lo que se dice aqui.

Pero digamos que, bajo mi optica del nuevo milenio era una epoca marcada por la ingenuidad, por la sinceridad, donde todo se decia tal cual era.

Es una pelicula que me quedo en el recuerdo y el texto que he leido, suleiman, cronicas de un pueblo, me la ha traido a la memoria.

He vivido en pueblos de Galicia pero digamos que aqui todo es distinto, se habla otro idioma y la relación entre la gente no deja tan claras las cosas como entre los castellanos, somos muy sentimentales.

No puedo comentar mucho porque yo naci en los 80 y los años 40, 50, 60 me pillan muy lejos.

Estos comentarios no se leen en la revista semanal, son francamente curiosos e interesantes.

Saludos

Suleiman -

Hace unos días, en un reportaje por la TV mostraban pueblos que aun mantienen en su nomenclatura la apostilla "del caudillo", y en la entrada de uno de ellos, Llanos del caudillo, alguien con suficiente sentido del humor había borrado las dos primeras L... Me acordé de tus palabras. :-)
He estado un poco "ausente", últimamente tengo poco tiempo y mil cosas en mi cabeza. Gracias como siempre por tus comentarios, un abrazo.

Carvalho -

...retirar crucifijos y sustituirlos por un "post-it" en el que ponga "VUELVO ENSEGUIDA"...

Carvalho -

Bellas obras, de acuerdo. Pero también obras divertidas y pintorescas. Gente intrépida que cambie la ubicación de placas en memoria de los caídos de las fachadas de ayuntamientos e iglesias a la fachada de naves industriales dedicadas a la producción de alcoholes o piensos compuestos; de la entrada del cementerio a la puerta del corral más hecho polvo de la comarca... cosas así. Por cierto, lo que son las palabras: Las placas en memoria de los caidos se colocaban en las fachadas cuando por si mismas ya eran una "fachada". Risas y abrazos.

Suleiman -

Bueno, lo cierto, si es que se puede tener certeza de algo, es que reconciliarse con quien no acepta ninguna crítica, y mucho menos un ápice de responsabilidad ni de culpa, es una tarea imposible, y por lo tanto estoy contigo que prefiero también la revancha, y como tu dices una revancha literaria. Lo malo es que los que en su dia no entendieron que las palabras no matan y mataron las palabras, tienen herederos que siguen sin aceptar la palabra como arma, y prefieren las armas como argumento. Que nuestras palabras se conviertan entonces en lanza y en escudo, y que nuestra revancha se convierta en bellas obras, ¿por qué no?
Saludos, Carvalho, ¡tus visitas siempre son un placer!

Carvalho -

Yo soy más de revanchas que de reconciliaciones. Revanchas simbólicas y literarias, eso sí.

Suleiman -

Hola Carvalho! A mi me alegra también comprobar que este periodo de descanso no ha hecho que dejases de pasearte por aqui. Mil gracias!.
Pues si, si, esa serie ya me pilló un poco crecidito... si ya te digo yo que tengo una edad (o dos, je je je).
Tu lo has dicho, una sangre que algunos, curiosamente los que siguen viendo con buenos ojos y justificando el alzamiento y la dictadura, se niegan a remover mientras en algunos pueblos (como el mio) aun se pueden contemplar símbolos de la ignominia.
70 años después, parece que nunca tenga que llegar el momento de una verdadera reconciliación.

Carvalho -

Me alegra leerte de nuevo tras la astenia estival.
Recuerda también una serie de título nada prometedor ("Villarriba y Villabajo")a pesar de lo cual contaba con los delirantes guiones de Berlanga y que , según deduzco de tus referentes, te pillaría algo crecido.
Teruel...una tierra dificil que apenas ha acabado de absorber la sangre que sobre ella se derramó hace 70 años y que algunos dicen que no hay que remover.
Sí, eres un sentimental. Todos lo somos, cada cual a su manera: a la vista, en secreto, serios, jocosos, ...hay de todo.
A cuidarse.